Resumen
Los Migueletes: Soldados catalanes y la negociación de identidades y poder
en la España y la Nueva España del siglo XVIII
Una tesina de maestría en Estudios Latinoamericanos e Ibéricos
Universidad de California, Santa Bárbara (2010)
por Jeremy O. Simer
Si bien bastante literatura histórica se trata de la consolidación del poder borbónico en Cataluña en el siglo XVIII, y de las reformas borbónicas en Nueva España (México colonial), pocos estudios consideran la relación entre los dos. Esta tesina pretende dar cuenta de cómo Cataluña pasó de ser un estado vencido después de la Guerra de Sucesión Española (1700-1715), a una cuña de colonizadores españoles unas décadas más tarde, cuando muchos oficiales militares y compañías de "fusileros de montaña" catalanes participaron en campañas para someter y controlar varias partes de Nueva España.
Los Migueletes explora la intersección de la formación del estado, los ejércitos, y las identidades étnicas a principios de la época moderna en Cataluña y Nueva España, con un enfoque en la agencia de los catalanes en ambas esferas. La oposición popular a la conscripción militar en Cataluña perennemente obligó a la monarquía a modificar o abandonar sus planes, por ejemplo. Incapaz de destruir o desarmar por completo los bandidos-mercenarios pirineos conocidos como miquelets o "fusileros de montaña," el estado los iba incorporando a sus fuerzas armadas, poco a poco. Estos combatientes mantenían sus propias estructuras de liderazgo, su lengua, sus tácticas y uniformes, incluso cuando se incorporaban cada vez más en el ejército regular. Esta evolución dio
lugar a una identidad catalana-militar estrechamente asociada con el estado. Estas discusiones, basadas principalmente en fuentes secundarias, forman los dos primeros capítulos.
Un tercer capítulo analiza una campaña de reclutamiento de la Artillería Real, en el corregimiento de Girona durante la primavera y el verano de 1762. Sobre la base de la correspondencia entre oficiales reales y municipales que conserva l’Arxiu Històric de la Ciutat de Girona, muestra que este esfuerzo de reclutamiento fue ejecutado en gran parte por funcionarios catalanes en el ámbito local, y que los reclutas potenciales y sus conciudadanos demostraron diversos grados de cumplimiento y de resistencia a la demanda de la monarquía por los “voluntarios.”
Un capítulo sobre “El ‘temperamento’ catalán” considera los acalorados debates en los ámbitos público y oficial a partir de los disturbios de 1773 en Barcelona en contra de las quintas. Estos debates incluyeron las afirmaciones de funcionarios castellanos que los catalanes eran intrínsecamente desleal, y respuestas de catalanes que deseaban servir a la corona, pero de forma voluntaria. El capítulo se basa en las cartas intercambiadas por funcionarios reales y municipales, y representantes gremiales y comerciantes; también analiza un romance anónimo al respeto.
El quinto y último capítulo sigue la trayectoría de la Compañía Franca de Voluntarios de Cataluña, desde su formación en Barcelona en 1767 a sus tareas en Nueva España, hasta el final del siglo. Se argumenta que la memoria histórica de los conflictos inter-ibéricos, y los debates sobre el “genio” catalán, continuaban durante la misión americana de la compañía. Si bien el servicio militar promovía cierta asimilación de los catalanes a una identidad “española,” al mismo tiempo permitía el mantenimiento - y la evolución - de una que era claramente catalana.